Clelia Lavini era la secretaria
general de la
Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER)
durante el mandato de Mario Moine 1991/1995. (Audio).
El informe Domenicone mencionaba
en un apartado, sin ningún basamento pedagógico, que en los primeros años de la
enseñanza había que reforzar materias como lengua y matemática y dejar de lado otras
como la música, la plástica o actividades complementarias porque además eso
permitía ahorrar el maestro de enseñanza especia.
Eso que planteaba Domenicone y
que pretendían hacerlo en algunas provincias, en Entre Ríos no se dio, acá no
quedaron afuera docentes de música, de educación física o de plástica. Eso fue
una gran discusión, ahora que me lo recordás, porque se desviaba lo que era la
educación integral, pensando que con reforzar en cantidad de horas la
matemática y la lengua iban a tener mejor calidad; pero también había otra
intencionalidad. Vos sabés que hubo una época que decían que los niños no
debían repetir ¿Por qué era esto? Porque el Banco Mundial daba préstamos y se
debía dar a fin de año la famosa evaluación de la calidad, que tenía que dar
tales resultados que justificaran la inversión que había hecho o el BID o el
Banco Mundial para la reforma educativa.
¿Y en algún lado se llego a dar esta experiencia de reducir las
materias especiales como plástica,
música, educación física?
A mí me parece que en las
provincias del noroeste, como Chaco y Formosa, que tenían más necesidades del
aporte económico. No sé si cedieron tanto, pero sí redujeron horas.
Durante el mandato de Moine ¿fueron habituales los paros?
Eran muy masivos. No eran tan
habituales pero cuando se organizaba una medida de fuerza, se buscaba con
consenso y había un acatamiento impresionante.
Si usted estuviera frente a un grupo de estudiantes, de jóvenes, y le
tuviera que hacer una semblanza de aquellos años, de aquel momento, ¿por dónde
empezaría, qué puntos resaltaría?
Hoy día frente a los jóvenes
explicarle cómo se vivió aquel momento y qué significó sería fácil, porque ese
tiempo es como un gran paréntesis, donde nosotros podríamos mostrar la
diferencia ideológico entre el neoliberalismo y lo que vivimos hoy. Entonces
por comparación sería muy fácil explicarles, me parece a mí, a los jóvenes qué
significa mirar la educación como una mercancía o mirarla como un bien social.
Qué pasó con la educación como mercancía, cómo los docentes se tuvieron que
acostumbrar a un lenguaje empresario cuando hablábamos de gestión, de
eficiencia, de eficacia, de resultados. Hablábamos en términos economicistas,
perdiendo de vista que la educación como un bien social.
Nunca podemos hablar
generalizando la eficiencia, porque nosotros trabajamos con chicos, con
alumnos, y la eficiencia depende del rendimiento que podamos lograr de ese niño
individual y dentro de lo colectivo. Y por el otro lado en la educación no se
puede pensar en el individualismo, porque la educación pierde su esencia. Y no
te olvides que uno de los postulados del neoliberalismo es el individuo, el bienestar
del individuo que pierde totalmente la conciencia de lo social; y en educación
eso realmente es una contradicción, donde uno trabaja por lo solidario, trabaja
por la comunidad, trabaja por el conjunto. Ahora, en algunas cabezas entró el individualismo y la competencia, por
la competencia misma, porque en ese tiempo no te llevaba a la mirada colectiva
de la escuela, sino a la mirada individual.
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