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miércoles, 3 de octubre de 2012

Capítulo 2 (Primera Parte)


El paredón de la casa ubicada en avenida Ramírez y Marcos Sastre de Paraná, resultó desde siempre tentador para aquellos que utilizan el graffitti como técnica de comunicación. Sobre la mención al grupo de rock pesado Iron Maiden  y su “Alive in América” y de otras inscripciones ya incomprensibles, hay una pintada que sobresale. Está escrita con color verde: “E. Ríos o Cavallo”. La leyenda marca toda una época: la consigna se corresponde con los primeros meses del mandato de Mario Armando Moine como gobernador de la provincia, cuando el enfrentamiento entre el mandatario provincial y la estrella del gobierno de Carlos Menem, Domingo Felipe Cavallo, marcaba la escena política entrerriana. Es que Moine, a pesar de ser un arquetipo del dirigente de la época, un empresario exitoso que decidía volcarse a la política, llevando a la cosa pública los principios del gerenciamiento y que además tenía en su haber una prolija administración de la Municipalidad de Paraná, se resistía a seguir algunas de las medidas impulsadas por el padre de la convertibilidad.
Su línea de acción podría definirse como un acuerdo general con las políticas implementadas en el orden nacional, con disidencias de aplicación (…)
En esos meses iniciales de su mandato, el gobierno impulsó medidas que muestran el rumbo que seguiría. Impuso un plan de retiros voluntarios en el Banco de Entre Ríos (BER), al que se adhirieron 186[i] personas y envió a la Legislatura un programa similar para la administración pública y el resto de las empresas y entes del Estado. Además, el BER había sido convertido en sociedad anónima, paso previo a su entrega al capital privado.
El punto más alto de la disputa con las autoridades nacionales llegó con el planteo del Gobierno nacional para firmar un pacto fiscal con las provincias, a fin de reconducir los recursos de coparticipación federal desde los gobiernos provinciales hacia la Administración central (…)
El viernes 7 de agosto de 1992, Cavallo y Manzano llevaron la última propuesta de Pacto Fiscal a los gobernadores. Moine juntó al día siguiente a su equipo económico a fin de analizarla en detalle[ii]. El domingo 9, en conferencia de prensa, anunció que Entre Ríos no iba a rubricar el Pacto Fiscal (…)
La bravuconada de Moine duró menos que el portazo de Bernardo Grinspun al FMI. El miércoles 12 en Capital Federal, el gobernador de Entre Ríos inclinó su corta figura sobre la mesa y estampó su firma, mientras Manzano lanzaba guiños de ojo a diestra y siniestra[iii]. Habían pasado 266 días desde que en el encuentro de los gobernadores electos con Cavallo en la residencia presidencial de Olivos, Moine encolerizara al ministro de Economía espetándole: “No nos venga a decir cómo tenemos que gobernar en nuestras provincias”[iv].



[i] El Diario, lunes 31 de agosto. Pág. 6.
[ii] El Diario. Sábado 8 de agosto. Página 6.
[iii] El Diario. Jueves 13. Columna “Por los pasillos de la casa gris”. Pág. 6.
[iv] Análisis. 7 de enero de 1993. “Moine y un lápiz rojo de mucha punta”

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