El paredón de la casa ubicada en avenida
Ramírez y Marcos Sastre de Paraná, resultó desde siempre tentador para aquellos
que utilizan el graffitti como técnica de comunicación. Sobre la mención al
grupo de rock pesado Iron Maiden y su
“Alive in América” y de otras inscripciones ya incomprensibles, hay una pintada
que sobresale. Está escrita con color verde: “E. Ríos o Cavallo”. La leyenda
marca toda una época: la consigna se corresponde con los primeros meses del
mandato de Mario Armando Moine como gobernador de la provincia, cuando el
enfrentamiento entre el mandatario provincial y la estrella del gobierno de
Carlos Menem, Domingo Felipe Cavallo, marcaba la escena política entrerriana.
Es que Moine, a pesar de ser un arquetipo del dirigente de la época, un
empresario exitoso que decidía volcarse a la política, llevando a la cosa
pública los principios del gerenciamiento y que además tenía en su haber una
prolija administración de la
Municipalidad de Paraná, se resistía a seguir algunas de las
medidas impulsadas por el padre de la convertibilidad.
Su línea de acción podría definirse como un
acuerdo general con las políticas implementadas en el orden nacional, con
disidencias de aplicación (…)
En esos meses iniciales de su mandato, el
gobierno impulsó medidas que muestran el rumbo que seguiría. Impuso un plan de
retiros voluntarios en el Banco de Entre Ríos (BER), al que se adhirieron 186[i] personas y envió a la Legislatura un
programa similar para la administración pública y el resto de las empresas y
entes del Estado. Además, el BER había sido convertido en sociedad anónima,
paso previo a su entrega al capital privado.
El punto más alto de la disputa con las
autoridades nacionales llegó con el planteo del Gobierno nacional para firmar
un pacto fiscal con las provincias, a fin de reconducir los recursos de
coparticipación federal desde los gobiernos provinciales hacia la Administración
central (…)
El viernes 7 de agosto de 1992, Cavallo y
Manzano llevaron la última propuesta de Pacto Fiscal a los gobernadores. Moine
juntó al día siguiente a su equipo económico a fin de analizarla en detalle[ii]. El domingo 9, en
conferencia de prensa, anunció que Entre Ríos no iba a rubricar el Pacto Fiscal
(…)
La bravuconada de Moine duró menos que el
portazo de Bernardo Grinspun al FMI. El miércoles 12 en Capital Federal, el
gobernador de Entre Ríos inclinó su corta figura sobre la mesa y estampó su
firma, mientras Manzano lanzaba guiños de ojo a diestra y siniestra[iii]. Habían pasado 266 días
desde que en el encuentro de los gobernadores electos con Cavallo en la
residencia presidencial de Olivos, Moine encolerizara al ministro de Economía
espetándole: “No nos venga a decir cómo
tenemos que gobernar en nuestras provincias”[iv].
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