Buscar este blog

jueves, 18 de octubre de 2012

La reducción de personal


La planta de agentes del Estado, sumando los tres poderes e incluyendo los entes descentralizados y las empresas públicas, había alcanzado en 1992 a 51.622 personas. Ante esta situación, el Informe planteaba en primer lugar dos hipótesis: una de máxima y una de mínima. La primera, era “llegar a la planta de 1983 con aproximadamente 27.600 agentes, es decir 45% de reducción”. Frente a esta, postulaba una segunda alternativa, en la cual la reducción de personal se ubicaba en 15.457, contabilizando reducciones por privatizaciones (4.016 empleados); eliminación de personal transitorio exceptuado el 4% de educación (4.441) y “achicamiento de distintas áreas” (7 mil).
El propio Informe contenía una estimación de cuál hubiera sido el impacto de una medida de estas características. “A efectos de analizar el impacto de una reducción de esta naturaleza se considera conveniente compararla con la población económicamente activa de Paraná y el conglomerado urbano que es donde se concentra el empleo público provincial. El total de reducción referido representa el 11 por ciento de dicha población y si se adoptan las hipótesis de llegar a la dotación de 1983 se elevaría a 29 por ciento”.
(…)
La recomendación inicial hecha en el Informe era comenzar con medidas de costo cero para luego recién apelara a los pases a disponibilidad y regímenes de retiro. El párrafo concreto decía: “Seria conveniente fijar metas anuales iniciando el proceso de achicamiento con la adopción de medidas de costo cero que  hagan menos atractiva y mas incómoda la vida laboral del empleo y que su pérdida no signifique crisis de subsistencia dejando para último término los regímenes de disponibilidad y retiro voluntario que suponen fuertes erogaciones en concepto de indemnización”.
(…)
El Informe apuntó sus cañones también sobre el sistema de control del trabajo público, al que consideró deficiente en grado extremo. Para subsanar este problema, propuso crear un Centro de Control del Gasto (CCG)  “con amplia capacidad de intervención en los temas de nombramientos, suplencias, liquidaciones, pagos y cumplimiento de los servicios”. A primera vista, resultaba contradictorio que un estudio que propone reducir el gasto público y achicar la administración pública, esgrima la necesidad de crear otra dependencia. La cuestión se aclara más adelante: el CCG estaría a cargo de una consultora externa. Y casualmente Héctor Domeniconi y Armando Guibert, otro ex funcionario menemista, tenían por esos años una empresa de consultoría dedicada a la reforma del Estado. El diario La Nación mencionó en su edición del 12 de diciembre de 1996[i] que “Guibert trabajó junto a Domeniconi en una consultora que desde 1992 se dedicó a asesorar en la reforma de estructuras administrativas en las provincias. Entre los clientes se contaron los entonces gobernadores de Entre Ríos, Mario Moine, y de Santa Fe, Carlos Reuteman. Luego hizo una tarea similar en el Ministerio de Educación, entonces a cargo de Jorge Rodríguez”[ii].


[ii] Domeniconi y Guibert tenían una estrecha relación. Produjeron además por esos años un par de documentos sobre la transformación del Estado, publicados en el Boletín Informativo Techint. Se trata de “Hacia un Estado moderno: el programa de reforma administrativa”,  de la edición 269 enero – marzo de 1992 y “La desregulación en Argentina: los primeros pasos de su implementación”, de la edición 271 julio septiembre de ese mismo año. En ambos, contaron con la colaboración de Ricardo Gaudio, otro ex funcionario del último tramo del gobierno alfonsinista que luego hizo carrera en el Estado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario