El viernes 11 de marzo de 1994,
dos automóviles Renault 19 color oscuro se metían raudamente en el pavimento de
la ruta nacional 12 con destino a Corrientes. Trasladaban a los operadores del
recientemente privatizado Banco de Corrientes, que abandonaban definitivamente
la plaza, dejando en manos del pool financiero capitaneado por Edmundo “Pilo”
Muguruza el proceso de privatización del Banco de Entre Ríos.[i]
Un año después, varios frentes de
edificios públicos y muros céntricos aparecieron decorados con grafitis con la
leyenda “Fuera chilenos de Epeer”. Eran parte de la ofensiva que, en dos
planos, llevaba adelante el sindicato de Luz y Fuerza: evitar la privatización
de la compañía eléctrica provincial y, si este objetivo no se cumplía, hacer
fuerza en pro de su propia oferta de compra, en la que se habían asociado con la Skoda checa.
A estos tres hechos aparentemente
aislados los articula un mismo documento, redactado en 1992 y atribuido a
Héctor Domeniconi, un funcionario del Gabinete de Carlos Menem que se desempeñaba
en el Ministerio de Economía, cuya función era recorrer las provincias
recomendando las políticas de ajuste y desguace del Estado. Si bien Domeniconi
reconoció ante la consulta hecha para este trabajo que había armado esquemas de
achicamiento de la administración pública en varias provincias, dijo no
recordar puntualmente el de Entre Ríos. “No
tengo presente el informe en particular. Se hicieron muchos, de manera
genérica, por aquellos años, pero fue un trabajo orgánico del ministerio de
Economía. Las provincias estaban fuertemente endeudadas, con grandes déficits y
estábamos en plena hiperinflación”[ii], comentó. Sin
embargo, el estudio, que se filtró a la prensa en noviembre de 1992, fue
defendido públicamente por él en aquellos años. Por eso, al documento se lo
conoció en estas tierras con su apellido deformado: el Informe Domenicone.
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